A través de los años en Puerto Rico se han sentido temblores de tierra esporádicamente y algunos de ellos en fechas tan inolvidables como el de Nochebuena en el año 2010.
Sin embargo, desde el pasado 28 de diciembre al presente hemos sentido un sinnúmero de temblores de diferentes magnitudes.
Uno de los más significativos fue el terremoto del 6 de enero, Día de Reyes, que fue de magnitud 5.8 grados; y se confirmó que éste fue una combinación de 10 temblores simultáneos, algo que nunca antes se había registrado en la Isla. El otro terremoto significativo fue el del 7 de enero con una magnitud de 6.4 grados.
Estos temblores / terremotos han provocado daños a propiedades y a víctimas, especialmente en el área sur de Puerto Rico. Muchos han perdido sus casas, autos y se han destruido estructuras símbolos, tales como: la Iglesia de Guayanilla, La Ventana y el Faro de Guánica. Se fue la luz en toda la Isla, provocando esto un nuevo caos y recordando lo terrible que fue el huracán María.
Actualmente continúan muchos envejecientes, niños y adultos sufriendo y durmiendo al aire libre o en refugios por el miedo inmenso que ocurra un terremoto de mayor magnitud. Algunas escuelas aún no han podido comenzar las clases.
No puedo dejar mencionar la multitud de personas que fueron como voluntarios a dar las primeras ayudas humanitarias a todos los afectados, compartiendo alimentos, medicinas y artículos de primera necesidad. Mi agradecimiento total para cada uno de ellos. ¡No tengo palabras para describir tanta generosidad!
Confío en Nuestro Señor Jesucristo que los temblores terminen, que esta etapa sea una de recuperación y que se le puedan dar las ayudas tan necesarias a todos los afectados.