Decisiones, cada día.
Alguien pierde, alguien gana
¡Ave María!
Decisiones, todo cuesta…
Así dice el coro de la famosa canción de Rubén Blades y que me ha hecho recordar y cantar mucho en estos últimos días.
Toda esto es porque recientemente me han surgido situaciones en que me he visto obligada a tomar decisiones. Estas son importantes porque va mi futuro (y el de los que me rodean) envuelto en ellas.
La primera decisión que tomar surge de la solicitud de la agencia para la cual trabajo para que cambie de oficina. Se presenta un nuevo reto, comenzar de nuevo en un trabajo y todo lo que eso implica. Por otro lado, dejar al trabajo conocido, compañer@s y amig@s y dejar de compartir en la misma oficina con mi esposo.
La segunda decisión a tomar era si, después de tantos años sin estudiar, estudiaba un curso por Internet sobre Asistencia Virtual.
Lo pensé y volví a pensar y busqué ayuda en conocidos sobre este tema como Maribel Belaval y encontré que dice que analice:
¿Cómo cambiaría esta decisión mi estado de ánimo? Debo tener “aceptación del poder interno: Carácter y autonomía, libertad para re-enfocarse en el presente. Sentirse capacitado para hacer transición de sentimiento desde su propio centro. La aceptación libera la mente de la necesidad del rumiar estéril del “porqué”.
Por otro lado, Wikipedia define la toma de decisiones como: el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las alternativas o formas para resolver diferentes situaciones de la vida, éstas se pueden presentar en diferentes contextos: a nivel laboral , familiar, sentimental, empresarial, etc., es decir, en todo momento se toman decisiones, la diferencia entre cada una de estas es el proceso o la forma en la cual se llega a ellas. La toma de decisiones a nivel individual es caracterizada porque una persona haga uso de su razonamiento y pensamiento para elegir una decisión a un problema que se le presente en la vida.
Después de todo este análisis tomé las siguientes decisiones: Acepté el reto de comenzar en una nueva oficina con todo lo que eso implica y acepté el reto de volver a comenzar a estudiar.
Confío en Dios que me ayude con estos nuevos retos y encomiendas en que estoy comenzando en esta semana.