Un huracán para la historia

Hace unos meses que no he pasado por aquí para saludarles y comentarles sobre “mi mundo” así que comenzamos.  

A diez meses del paso de los huracanes Irma y María les puedo afirmar que el mes de septiembre de 2017 será inolvidable para todos los puertorriqueños y los que residen en mi querido Puerto Rico. Sufrimos los vientos de dos enormes huracanes; el primero dejó muchos pueblos sin los servicios básicos de agua y luz y sin techo a muchas familias. Pensábamos que nos podíamos recuperar de éste en términos de tiempo razonable. De hecho, empezamos a recibir personas de las islitas cerca de nosotros que sufrieron enormemente la destrucción de sus hogares y ciudades para ayudarles a ellos.

Sin embargo, lo inesperado pasó y llegó el segundo huracán categoría 5 en cuestión de días de diferencia. Éste entró a Puerto Rico por el área este y en cada rincón se sintieron sus fuertes vientos. Dejando a nuestra Isla en total oscuridad, la mayoría sin agua potable, sin comunicaciones (celulares, internet, televisión). Muchas residencias sufrieron daños, otras se afectaron por las inundaciones y otras fueron pérdida total. Además de todo esto, la naturaleza cambió sus colores de verde a marrón. Fue impresionante ver en nuestra primera salida encontrar postes de luz en el suelo, al igual que árboles y muchos escombros en el camino.

Ha sido un tiempo muy difícil para todos. El conseguir artículos básicos como medicinas, comida, agua y gasolina se convirtieron en un caos total; al igual que el dinero para adquirir éstos, ya que los bancos estaban cerrados o abiertos poco tiempo. Lograr tomar simplemente un vaso de agua fría se convirtió en un gran logro, porque era casi imposible el conseguir hielo para uno refrescarse o para los que necesitaban tener medicamente fríos. Guiar se convirtió en una carrera llena de obstáculos, ya que no habían semáforos funcionando. Al no haber luz, salir de las casas después de las 6:00 pm era un riesgo, porque las carreteras estaban en penumbras. Lavar ropa a mano y bañarse con agua fría fueron la orden del día.

En mi caso, estuve más de ochenta días sin energía eléctrica y vemos que en algunas áreas poco a poco vamos hacia adelante. Muchas organizaciones trabajaron grandemente para dar comida a quien no tiene y ayuda en un sinnúmero de formas.

Aprovecho la oportunidad para agradecer a todos los voluntarios y empleados públicos que están haciendo lo posible por restaurar los servicios básicos y ayudando a familias para que sigan hacia adelante y para siempre seguir llamando a mi querida Isla, “Preciosa”.

Nota: El árbol de flamboyán tan lindo y que anteriormente había comentado en un post, se partió y cayó por los fuertes vientos del huracán María.

 

Manatí, Puerto Rico, después del paso del huracán María. Marcia Soto/Facebook

 

Foto de El Nuevo Día – Portada Morovis

Foto de El Nuevo Día – Portada Cosecha

Foto de El Nuevo Día – Portada Torres Barceloneta

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